Sánchez fracasa en su intento de que los buques OTAN recalen en Ceuta y Melilla como mensaje a Rabat
El Gobierno de Pedro Sánchez preparó una hoja de ruta para convencer a la OTAN, con motivo de la cumbre de la Alianza en Madrid, de que se incluyese a Ceuta y Melilla dentro de su paraguas de protección. Un plan que fracasó antes de ponerlo en marcha, tras constatar que ni Estados Unidos ni Reino Unido aprobarían un cambio tan significativo en el estatus de ambas ciudades, reivindicadas como propias por Marruecos. Moncloa maniobró durante la cumbre de la OTAN para intentar un ‘plan B’: que las flotas de la Alianza que transitan por el Estrecho utilizasen los puertos de las ciudades autónomas, sobre todo el de Ceuta, para realizar escalas técnicas y aprovisionamientos durante sus misiones. Finalmente, no ocurrirá, y Sánchez se queda sin una baza en su pulso con Rabat.
En 2021, OKDIARIO recibió de una fiable fuente militar la información de que España estaba trabajando en una propuesta a presentar ante la OTAN para que se solucionase, de una vez por todas, la indefinición sobre si Ceuta y Melilla están o no dentro del paraguas de la Alianza. Consultado por aquel entonces, el Gobierno se puso de perfil y lo negó: nadie está trabajando en esa hipótesis. La información, con el falso desmentido del Ejecutivo, nunca fue publicada.
Apenas unos días antes de la cumbre, Moncloa filtró que el Concepto Estratégico de Madrid, la guía que regirá la actuación de la OTAN en la próxima década, dejaría a Ceuta y Melilla expresamente bajo protección de la Alianza tras las gestiones del Gobierno durante meses. Las mismas que había desmentido. Sin embargo, la cumbre de Madrid terminó y Ceuta y Melilla se quedaron sin ese nuevo estatus. La defensa automática de ambas plazas no se contemplaba por parte de la OTAN. Fuentes militares explican a OKDIARIO que el Gobierno de Pedro Sánchez «no insistió en el tema tras enterarse de que ni Estados Unidos ni Reino Unido lo iban a respaldar».
Plan B
En cambio, el Ejecutivo planteo a la Alianza un plan b, una suerte de premio de consolación, que consistía en que la OTAN considerase los puertos de las ciudades autónomas para las escalas de las flotas internacionales que surcan el Estrecho. Los llamados Grupos navales permanentes (SNMG 1, SNMG 2 y otros), que se encuentran desplegados de forma ininterrumpida recorriendo todas las áreas de influencia de Europa, Asia y África.
Esa proposición quedó en el aire, sin respuesta positiva ni negativa por parte de la Alianza. Pero, finalmente, a España se le ha comunicado que los buques OTAN de esas grandes flotas no recurrirán a los puertos españoles en el continente africano. Hay «otros puertos» que ya vienen desarrollando esa labor, argumentan desde el Cuartel General de Bruselas. Entre ellos, el de Rota (Cádiz), que Estados Unidos considera de alto interés estratégico.
Rusos
Este revés tiene efectos económicos significativos para ambas ciudades. Entre 2010 y 2018, las tripulaciones de buques militares y submarinos rusos realizaron unas 60 escalas de aprovisionamiento en Ceuta, dejando unos ingresos próximos a los cinco millones de euros, según datos de la Autoridad Portuaria de la ciudad.
Ese flujo de beneficios se cortó cuando en 2018 se rompió, definitivamente, el acuerdo tácito entre Rusia y España para realizar estas escalas. Ni el Ministerio de Defensa ni la Armada española veían inconveniente alguno en que se produjesen, como venían registrándose desde los años 70. Pero fueron lobbys de Estados Unidos y Reino Unido los que realizaron un metódico trabajo en Bruselas para que la Alianza le trasmitiese a España que no veía oportunas esas escalas rusas, especialmente desde la entrada de Moscú en el conflicto de Siria.
España asumió aquel mandato, pese a argumentar que si Ceuta y Melilla no eran territorios OTAN, no había motivo para finiquitar aquellas escalas. Sin embargo, en años venideros sí se produjeron discretas y cortas visitas rusas a Ceuta. Excepciones contadas.
Marruecos
Pero sobre todo, ese plan b de Moncloa al proponer Ceuta -y en menor medida Melilla- como puerto seguro para escalas tenía un componente estratégico. Si ni Ceuta ni Melilla iban a estar bajo el paraguas de protección que reconoce el Tratado de Washington, que dio origen a la Alianza, al menos la presencia de las flotas OTAN serviría para enviar un mensaje a Marruecos de que los dos territorios están, efectivamente, bajo protección. Que España no está sola si necesitase defenderlas de una acción hostil.
Cabe recordar que Rabat, en ninguna circunstancia, ha manifestado su intención de respetar la españolidad de Ceuta y Melilla. De hecho, la pasada semana Marruecos aseguró por escrito ante la ONU que no tenía «fronteras terrestres con España», a la vez que calificaba a Melilla de «antiguo presidio» por su valla de protección fronteriza. Ante el revuelo provocado, Rabat matizó sus palabras, pero no se retractó.